La Catedral de San Juan Bautista destaca como uno de los grandes símbolos patrimoniales y culturales de la ciudad. Ubicada en pleno corazón de Albacete, junto a la Plaza de la Virgen de los Llanos, esta catedral invita a descubrir la historia, el arte y el alma de la ciudad.
Su construcción comenzó en el siglo XVI sobre una iglesia mudéjar, y a lo largo del tiempo ha ido sumando estilos arquitectónicos: neogótico y gótico, renacentista, barroco y neorrománico, formando un conjunto armónico y monumental.
El gran tesoro de su interior es el impresionante mural, obra del sacerdote y artista Casimiro Escribá. Esta colosal pintura, realizada en óleo sobre lienzo, tiene una superficie de casi 1.000 metros cuadrados, y está considerado el lienzo más grande del mundo pintado por un solo autor.
Aunque muchos creen que se trata de frescos, no lo son. Y lo más fascinante: la obra está llena de detalles difíciles de percibir sin una visita guiada. Entre las escenas religiosas pueden encontrarse guiños modernos como un iglú, los rascacielos de Nueva York, la Torre del Silencio de Bombay, e incluso las arterias del Cuerpo de Cristo. En la capilla del Descendimiento, el propio Escribá se autorretrató discretamente vestido con sotana.
La Catedral es, además, punto de partida ideal para recorrer el casco histórico de Albacete y disfrutar de su rica oferta cultural.